Los Dispositivos Celulares como Tecnología de Vigilancia

Hoy en día el uso de dispositivos móviles inteligentes (smartphones) se ha convertido en parte de la vida cotidiana de millones de personas. En estos dispositivos convergen virtualmente todas las formas de comunicación electrónica, ya que en su diseño y manufactura se reúnen diversas aplicaciones y herramientas que poseen una gran utilidad práctica y social.

No es una afirmación reciente que el término “teléfono”, cuya etimología deriva de la palabra griega ϕωνη (que significa voz o sonido) es obsoleto, ya que hay quienes consideran que este término no es completamente descriptivo de la diversa gama de funciones que poseen los smartphones. Por tal motivo, consideran que es más adecuado concebirlos como “plataformas celulares” (cellular platforms) (Wicker 2013).

Fundamentalmente, una plataforma celular es el resultado de la convergencia de múltiples aplicaciones y comunicaciones electrónicas en un mismo dispositivo. La evolución de los smartphones deriva del avance tecnológico del Internet y del poder de las computadoras, lo cual ha permitido reunir en un dispositivo móvil diversas funciones, tales como el envío de mensajes de texto, la conectividad a la web, la búsqueda en la red de contenidos, la realización de operaciones comerciales (compra y venta de bienes y servicios), el empleo de correo electrónico, así como el uso de diversos servicios de localización, financieros, entre otros.

No obstante, de manera adicional a los beneficios obtenidos a través del empleo de los dispositivos móviles inteligentes, también están presentes riesgos para los usuarios. Entre estos riesgos, es necesario mencionar la vigilancia sobre los propietarios de los dispositivos, el robo de identidad y la disminución de la libre expresión de las personas, en la medida que sean conscientes que están siendo observados por terceros.

Al respecto, es pertinente señalar que la tecnología que está detrás del desarrollo de los smartphones es una tecnología de vigilancia, debido a que permite mantener una atención constante sobre el propietario del dispositivo en su calidad de usuarios. Por tanto, se reconoce a menudo que la telefonía celular representa una amenaza seria en contra de la privacidad de las personas y de su autonomía, debido a que permite a los proveedores de servicios de telecomunicaciones compilar registros de actividad y ubicación con una granularidad cada vez más detallada, registros que revelan el comportamiento, las creencias y las preferencias de los usuarios.

Sobre este punto, es importante tener en cuenta que las acciones y conductas de vigilancia han existido siempre (aún antes de la invención de las denominadas tecnologías de la información y de las comunicaciones). Sin embargo, la diferencia radica en que, con el perfeccionamiento y sofisticación de la tecnología de los dispositivos móviles inteligentes, las posibilidades para instaurar acciones de vigilancia sobre otras personas se han incrementado exponencialmente.

A través de los dispositivos de comunicación móvil puede llevarse a cabo una observación y seguimiento constante sobre las acciones de otras personas, identificadas individual o grupalmente, con diversos fines, por ejemplo, a través de las redes sociales, aunque no necesariamente, ya que en general, las aplicaciones y herramientas contenidas en estos dispositivos permiten por sí mismas generar archivos o registros permanentes que exhiben o demuestran gustos, preferencias, hábitos y otros elementos concernientes a otros.

En este sentido, las plataformas celulares pueden utilizarse como medio y como objetivo de acciones de vigilancia. Como medio, en la medida que permiten llevar a cabo prácticas de vigilancia sobre otras personas; como objetivo, en la medida que son susceptibles de ser objeto de intervención, acceso y manipulación, por diversos agentes, sectores e individuos.  En cualquiera de los supuestos, los dispositivos móviles inteligentes han habilitado el despliegue de acciones de vigilancia multidireccionales, sobre las cuales no es posible, lamentablemente, tener un grado de conocimiento suficiente ni ejercer un control previo o efectivo.

Existen diversos casos, informes, relatos y notas de prensa, escrita y en Internet, que demuestran la vulnerabilidad de las personas en relación con el acceso no autorizado de la información contenida en sus dispositivos móviles o en la ubicación geográfica no consentida de los mismos. Estos hechos ocurren en todo el mundo, el problema es que las personas no están informadas, o bien, no han dimensionado la importancia de dar seguimiento a estas acciones.

Ya hace varios años, el periódico The Guardian publicó en una nota que no importa cuántas precauciones de seguridad tomen las personas respecto a sus teléfonos móviles, ya que lo que necesita un hacker para rastrear la ubicación geográfica de los mismos, así como para “husmear” en sus llamadas telefónicas y mensajes de texto es únicamente su número telefónico.

Es cierto que los dispositivos móviles inteligentes han hecho posible y son el resultado de una gran revolución tecnológica, particularmente al modernizar y permitir novedosas formas de comunicación, pero diversas vulnerabilidades y peligros potenciales han surgido o se han acentuado por doquier en contra de los propietarios de estos dispositivos. Los riesgos podrían derivarse del uso indebido de la información contenida en los dispositivos, o de aquélla a la que puede accederse a través del dispositivo, por medio de aplicaciones específicas.

Es difícil aceptar, aunque hay quienes lo han sugerido, que una de las formas de conservar privacidad, sea abandonando o no beneficiándose del uso de esta tecnología, o peor aún, destinándose al exilio, la soledad y el anonimato absolutos, los cuales en la actualidad son prácticamente imposibles de obtener. Desafortunadamente, presumiblemente, ni aun renunciando a ser un usuario de smartphones podríamos librarnos de ser captados por una cámara fotográfica o de video, o impedir que alguien almacenara algún tipo de información acerca de nosotros.

Considerando que actualmente millones de personas almacenan cantidades masivas de información en sus dispositivos de comunicación móvil, tales como números telefónicos, direcciones físicas y electrónicas, fotografías y videos propios (y de otros), registros de lugares en donde han estado, referencias acerca de su estado de ánimo o de salud, conversaciones que puede incluir información de carácter íntimo, entre otros, no es de extrañarse por qué otros actores o sectores están interesados en obtener la información concerniente a los propietarios, esté o no contenida en el dispositivo móvil.

Conocer la ubicación de los dispositivos móviles (y otro tipo de información contenida en los mismos, podríamos agregar)ha sido una fuente de información muy atractiva para los cuerpos policiales y los proveedores de servicios de telecomunicaciones, debido a que esta tecnología permite a los proveedores de servicios recopilar información acerca de actividades, registros ubicación geográfica, registros que revelan el comportamiento, creencias y preferencias de los usuarios, incluyendo interferencias bajo supuestas cuestiones de seguridad nacional o seguridad pública.

En conclusión, considerando que las amenazas en contra de la privacidad de las personas cometidas en y a través de plataformas celulares, son cada vez más invasivas y secretas, la defensa del derecho a la privacidad resulta fundamental para garantizar la libertad de las personas, su autonomía e individualidad libre de injerencias injustificadas, arbitrarias o desproporcionadas.  

Referencias

Gibbs, S. (2016), Your phone number is all a hacker needs to read texts, listen to calls and track you. The Guardian. Recuperado de: https://www.theguardian.com/technology/2016/apr/18/phone-number-hacker-read-texts-listen-calls-track-you

Wicker, S. (2013). Cellular Convergence and the Death of Privacy. Oxford University Press.