Una aproximación a la Filosofía de la Tecnología

El propósito de esta aportación es modesto. De ninguna manera pretende ubicarse como una disertación filosófica de alto nivel, sino más bien una breve reseña sobre el enfoque de la “filosofía de la tecnología”, así como de algunos de sus objetos de estudio, simplificados al extremo por cuestión de espacio y debido a la naturaleza tan compleja del tema. No obstante, el asunto merece atención debido a su conformación relativamente reciente como un cuerpo de conocimientos que reclama independencia, y el reconocimiento de sus postulados como autónomos y distintos de otras áreas del saber. El inicio, naturalmente, lo conforma una definición del término “tecnología”.

Etimológicamente, la palabra “tecnología” (τεχνολογία) proviene del griego τεχνολόγος (technológos), que es el resultado de la unión de τέχνη (téchnē),que significa “arte”, “oficio” o “habilidad” y λόγος (lógos), que en una de sus múltiples acepciones traduce “tratado”. El diccionario de la Real Academia Española define la “tecnología” como el “conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico”.

Según lo expresa Friedrich Rapp, a primera vista, el significado de “tecnología” nos parece completamente claro, debido a que encontramos aparatos, dispositivos y procedimientos tecnológicos en todas partes: hemos llegado a aceptar la tecnología como una «segunda naturaleza». Sin embargo, tan pronto como se nos pide que proporcionemos una definición clara e inequívoca del concepto de tecnología, surgen diversas dificultades. La situación aquí es similar a la de otros conceptos familiares que también tienen un carácter muy generalizado. Lo cierto es que actualmente existen docenas de definiciones de tecnología.

Las reflexiones sobre la tecnología son tan añejas como la filosofía misma. Diversos argumentos han permeado desde la antigüedad hasta nuestros días, entre ellos:

  • La tecnología aprende de la naturaleza, imita o complementa la naturaleza.
  • Hay una distinción ontológica entre “cosas” de la naturaleza (cosas naturales) y “artefactos” (tecnológicos)[1].
  • Existe un problema respecto a la “función de la tecnología”, que incluye su carácter “final” o “teleológico”.
  • La tecnología es una “práctica” que está basada en el conocimiento.

La tecnología está presente en cada momento de nuestras vidas, desde que amanece hasta que oscurece; en el entorno laboral, la escuela, en el hogar. Simplemente la tecnología nos rodea, hace posible las comunicaciones electrónicas, las transacciones financieras, la educación y el entretenimiento online, entre otros. No podrá negarse que la ciencia experimental depende ampliamente de la tecnología para la recolección y el análisis de datos. Los fenómenos que la ciencia estudia con una alta especialización serían imposibles sin la ayuda de la tecnología.  Su presencia en la sociedad potencializada por el desarrollo y el auge del Internet ha reforzado el interés de diversas disciplinas, entre ellas, la filosofía.

La filosofía de la tecnología, entendida como un cuerpo de conocimiento que posee cierto grado de sistematización en sus postulados, es una disciplina relativamente joven que reúne, a su vez, diversos enfoques, corrientes y autores(as). La filosofía de la tecnología (reconociendo la diversidad tanto en su composición como en su objeto de estudio) se ha enfocado principalmente en las siguientes cuestiones:

  • Entender el significado de la tecnología y su impacto en la sociedad y en la cultura (enfoque que comparte con las humanidades y las ciencias sociales).
  • El estudio de la tecnología en sí misma, tratando de entender la práctica de diseñar y crear artefactos tecnológicos (incluyendo procesos y sistemas artificiales) y la naturaleza de los artefactos creados (enfoque de interés para la filosofía de la ciencia y la ingeniería).

En términos muy generales, la filosofía de la tecnología ha abordado los problemas en la definición del concepto mismo de “tecnología”; la naturaleza de los “artefactos tecnológicos” y su finalidad; las ideas del “desarrollo tecnológico” y el “progreso tecnológico”; la diferencia entre ciencia y tecnología e ingeniería y tecnología; la ética en el diseño y el uso de la tecnología; las características del “conocimiento tecnológico”; la distinción entre “explicación tecnológica” y “explicación científica”, entre muchos otros.

La filosofía de la tecnología comprende un espectro amplio de aproximaciones o reflexiones diversas sobre la tecnología efectuadas desde distintos campos del conocimiento, por ejemplo, ha sido discutida en el contexto de la sociología, la ética, la filosofía de la historia y la metafísica. De manera predecible, la filosofía de la tecnología comprende tanto opiniones que la conciben como la máxima expresión del desarrollo de la humanidad, como el gran mal de la sociedad moderna.

Siguiendo a Maarten Franssen, actualmente, se reconoce en discusiones filosóficas que la tecnología tiene dos “núcleos” o “dimensiones”, que son: (1) instrumentalidad y (2) productividad. La tecnología como uno de los fenómenos básicos de la sociedad moderna está constituido por procesos que están centrados e involucran ambos núcleos.

Por una parte, la instrumentalidad comprende la totalidad de los esfuerzos de las personas para controlar sus vidas y sus entornos, empleando objetos con un propósito: interferir el mundo de una manera instrumental.[2] Esta dimensión abarcaría el argumento consistente en que la tecnología (en tanto instrumento) incrementa las posibilidades y capacidades humanas, aunque reconoce que el desarrollo de estas nuevas capacidades puede traer consecuencias indeseables que suelen ser atribuidas más a las personas usuarias de la tecnología que a la tecnología en sí misma o a las personas que la desarrollan. En este núcleo se encuentra la conocida “tesis de la neutralidad” o la “visión instrumental” de la tecnología, la cual sostiene que la tecnología es un instrumento imparcial (neutral), que puede ser utilizado por las personas para propósitos “buenos” o “malos”, dependiendo de las intenciones de las personas usuarias.

Durante el siglo XX, la tesis de la neutralidad fue objeto de severas críticas por parte de filósofos, tales como Max Horkheimer y Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Jürgen Habermas, muchas de ellas han sido el resultado de la filosofía de la tecnología, que ha traído como consecuencia el incremento del número y alcance de las preguntas éticas (filosóficas) acerca de la tecnología.

Por su parte, la productividad comprende la totalidad de los esfuerzos para crear nuevas cosas (dotarles de existencia) que puedan cumplir propósitos en una forma controlada e inteligente.[3] Desde este enfoque, las innovaciones tecnológicas reflejan inicialmente las decisiones de un puñado de personas utilizando criterios de “mayor productividad”, “mejores ventas” o “mayor eficiencia”. Desde esta perspectiva, las preocupaciones sobre las ventajas o desventajas sociales producto de la tecnología no son decisivas.

Hasta este momento, es posible concluir lo siguiente:

  • La ciencia mantiene la atención de la filosofía desde un enfoque multidisciplinario.
  • La relación entre ciencia y tecnología es compleja.
  • La tecnología forma tierra filosóficamente fértil para la reflexión sobre distintos temas acerca del objeto de estudio.
  • Parte de la dificultad de hablar de “filosofía de la tecnología” es la gran variedad de definiciones que existen sobre el objeto de estudio.
  • La tecnología no puede ser identificada exclusivamente en términos de un cuerpo de conocimiento sistemático, sino también “práctico”.

La filosofía humanista de la tecnología

Durante la última parte del siglo diecinueve y parte del siglo veinte, prevaleció una actitud generalmente crítica frente a la reflexión de la tecnología. Los representantes de esta actitud fueron formados principalmente en el campo de las humanidades y las ciencias sociales, sin un conocimiento práctico o de primera mano sobre la tecnología o la ingeniería (no creaban o diseñaban tecnología); se trató principalmente de críticos literarios, investigadores sociales, abogados y politólogos. A este enfoque de estudio sobre la tecnología se le conoció como el enfoque humanista de la filosofía de la tecnología, ya que asume como presupuesto que la tecnología se origina de objetivos y valores humanos, partiendo de una aproximación social en vez de una visión práctica de la tecnología.

Los filósofos humanistas de la tecnología tienden a tomar el fenómeno de la tecnología como una “caja negra”, es decir, un fenómeno dado, unitario, monolítico e inescapable. Su interés no es tanto analizar y entender la tecnología como fenómeno en sí mismo sino analizar sus relaciones con la ética, la política, la estructura de la sociedad, la cultura humana, la condición humana o la metafísica.

En general, este enfoque humanista tiende a elaborar juicios negativos sobre la manera en que la tecnología ha afectado a la sociedad humana y a la cultura, o al menos, presentan para consideración los efectos negativos de la tecnología sobre la sociedad y la cultura, aunque ello no signifique necesariamente que la tecnología en sí misma sea considerada la principal causa de las consecuencias negativas o los males de la sociedad. 

La filosofía analítica de la tecnología

Esta forma de estudiar filosofía (el enfoque analítico de la filosofía de la tecnología) no se ocupa primeramente de las relaciones entre la tecnología y la sociedad sino de la tecnología en sí misma. Analiza la práctica de la ingeniería, sus objetivos, sus conceptos y métodos y relaciona sus hallazgos con varios temas filosóficos. En este sentido, va de la mano junto con la filosofía de la ciencia y otros campos, tales como la filosofía de la acción y la toma de decisiones.

La filosofía de la ciencia es una transformación de la epistemología a la luz de la ciencia emergente. La relación entre la ciencia y la tecnología fue la cuestión central en las discusiones tempranas en la filosofía analítica de la tecnología.  En 1966, Mario Bunge defendió la postura de que la “tecnología es ciencia aplicada”, pero de un modo sutil que hace justicia a las diferencias entre la ciencia y la tecnología. Bunge reconoce que la tecnología es acerca de la acción, pero una acción fuertemente respaldada por la teoría: esto es lo que distingue la tecnología de las artes y oficios y la pone a la par de la ciencia.

Desde este enfoque analítico se ha elaborado una distinción de cuatro modos o concepciones (usos) de la tecnología:

  • La tecnología como una serie de artefactos o sistemas de artefactos.
  • La tecnología como una forma de conocimiento (para el diseño, producción, mantenimiento y uso de artefactos y sistemas tecnológicos).
  • La tecnología como una variedad o gama de actividades (diseño, producción, mantenimiento y uso de artefactos).
  • La tecnología como una expresión de la voluntad de sus creadores, diseñadores y productores.

Como se ha referido anteriormente, hoy en día, en las discusiones filosóficas y éticas sobre tecnología está presente el involucramiento de distintas disciplinas además de la filosofía, entre ellas, el derecho, la ciencia política, la ingeniería y las ciencias de la computación, conformando áreas y estudios multidisciplinarios sobre la tecnología (por ejemplo, los denominados Science and Technology Studies), lo que demuestra que las reflexiones filosóficas sobre la tecnología, más que una actividad exclusiva de filósofos y filósofas, en el sentido estricto de la profesión, es el objeto de estudio de una comunidad de profesionales que trabajan sobre una serie común de problemas filosóficos, muchos de ellos con un fuerte componente ético y epistémico (sobre la naturaleza del conocimiento tecnológico).

Referencias

  • Franssen, M. (2014). Analytic philosophy of technology en RC. Scharff, & V. Dusek (Eds.), Philosophy of technology: the technological condition; an anthology, 2nd edition (pp. 201-205). Blackwell.
  • Rapp, F. (1981). Differing Versions of the Concept of “Technology” en Analytical Philosophy of Technology. Boston Studies in the Philosophy of Science, vol 63. Springer, Dordrecht.
  • Real Academia Española (2023), “Tecnología”, Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.6 en línea]. <https://dle.rae.es&gt;.

[1] De acuerdo con Aristóteles, las cosas naturales poseen de manera inherente los principios de generación y movimiento, mientras que las últimas, en tanto artefactos, son generados con objetivos humanos. Los productos naturales (por ejemplo, los animales y las plantas) se mueven, crecen, cambian y se reproducen por ellos mismos, debido a causas finales inherentes (se mueven por propósitos de la naturaleza); en cambio, los artefactos no se pueden reproducir por ellos mismos. Sin cuidado e intervención humanas, los artefactos están destinados a perecer perdiendo sus formas artificiales, descomponiéndose en materiales naturales.

[2] Este es el enfoque de la filosofía humanista de la tecnología.

[3] Este es el enfoque adoptado por la filosofía analítica de la tecnología.